Hace veinte años, en 1996, que el Partido de la Liberación Dominicana
(PLD), llegó al poder por vez primera. Entonces no era más que un
enigma; un signo de interrogación, una duda.
Nadie sabía exactamente qué resultaría de un gobierno del partido
morado, sobre todo en razón de que la casi totalidad de sus miembros
nunca había desempeñado una función pública.
Además, durante sus años de formación, en medio de la Guerra Fría, el
PLD había planteado como objetivo estratégico la lucha por la
liberación nacional; y su líder histórico, el profesor Juan Bosch, había
levantado el marxismo como instrumento de análisis para la
interpretación de la sociedad dominicana.
Así, pues, había grandes expectativas con el ascenso al poder de una
nueva generación que se había trazado como meta la construcción de un
nuevo camino de reformas económicas, de cambios sociales y de
transformaciones institucionales en favor de los distintos sectores de
la vida nacional.
Desde entonces, el PLD se ha convertido en la más exitosa
organización política en la historia de la República Dominicana. Ha
conquistado la Presidencia de la República en cinco ocasiones. Las
últimas cuatro en forma consecutiva; y en todas por encima del 50 por
ciento de los votos emitidos.
En el 1996 disponía sólo de un senador y de cuatro diputados. En
estos últimos veinte años ha llegado a tener 31 senadores y 106 miembros
de la cámara baja. Igual ha ocurrido con los alcaldes y regidores, que
se han multiplicado en cantidades significativas.
Obviamente, el éxito electoral del PLD se ha debido a que en sus
distintas gestiones de gobierno ha contribuido, de manera notable, a
acelerar la capacidad de generación de riquezas; a fomentar la
prosperidad; y a promover el bienestar social.
Con el PLD en el Palacio Nacional se logró la capitalización de
empresas públicas al borde de la quiebra; la apertura de la economía
nacional; el auge del sector bancario, el transporte y las
telecomunicaciones; y la construcción de las grandes plazas comerciales y
de las torres residenciales, que hoy adornan el entorno nacional.
En fin, durante los cuatro gobiernos peledeístas, la República
Dominicana ha vivido una época de paz, de estabilidad, de grandes
cambios, de gran progreso y de notable florecimiento. Algunos le llaman
el milagro dominicano.
Logros del PLD
Durante los dieciséis años de gobierno del PLD, el Producto Interno
Bruto pasó de 18 mil millones de dólares en 1996, a 62 mil millones de
dólares en el 2012; y de ahí a 68 mil millones en el 2015.
El PIB per cápita era nada más de de 2,452 dólares. Ahora es de
6,755, casi el triple. La inversión extranjera directa era únicamente de
96 millones de dólares. Para el 2012 había llegado a 3, 142 millones de
dólares.
El gasto de capital se disparó de 12 mil a 86 mil millones de pesos. A
su vez, el gasto social pasó de la anémica suma de 10 mil millones de
pesos, a la astronómica cifra de 249 mil millones de pesos.
Las reservas internacionales netas alcanzaban, en 1996, la magra suma
de 255 millones de dólares. En la actualidad es de 4,800 millones de
dólares.
La tasa promedio de crecimiento anual ha sido de cerca del 7 por
ciento , con algunos años por encima del 10 y del 11 por ciento. La
inflación, que durante años fue una tragedia nacional, se ha mantenido
baja.
La política monetaria fue orientada a alcanzar altos niveles de
liquidez. La cantidad de pesos circulando en la economía se incrementó.
El poder de compra de la población aumentó a niveles sin precedentes.
La tasa de cambio se mantuvo controlada. Gran cantidad de divisas
ingresó procedente del incremento de las exportaciones, el turismo, las
zonas francas y las remesas.
Al culminar su último mandato, en el 1996, el presidente Joaquín
Balaguer expresó que había dejado la economía dominicana como un avión
en pista, con los motores encendidos, listo para el despegue. El PLD le
tomó la palabra; y no sólo logró hacer despegar la aeronave del progreso
dominicano, sino que la puso a volar a miles de pies de altura.
Esa capacidad de navegación de los gobiernos del Partido de la
Liberación Dominicana se ha traducido en prosperidad y bienestar para
nuestro pueblo. La tasa de indigencia ha disminuido drásticamente. Se
han generado centenares de miles de empleos. Se ha reducido la
mortalidad materna. De igual manera, la mortalidad infantil; y
prácticamente han desaparecido enfermedades como la malaria, el cólera y
la tuberculosis.
La cobertura del seguro social pasó de 38 mil a cinco millones de
afiliados. Se aumentó el desayuno escolar a más de un millón de raciones
diarias. Se consignó un subsidio al consumo del gas y la electricidad
en favor de las familias más vulnerables. Se activó el plan social de la
Presidencia y se creó hasta un proyecto de comedores económicos
móviles.
Infraestructuras e institucionalidad
Si en algo se han destacado los gobiernos del Partido de la
Liberación Dominicana, ha sido, entre otros factores, por el desarrollo
de las obras de infraestructuras.
No hay un solo rincón en todo el ámbito del territorio nacional donde
no esté la huella de la obra de gobierno del partido morado. Se han
construido puentes, carreteras, túneles y elevados.
Decenas de acueductos se han erigido en distintas comunidades,
sofocando la sed que angustiaba a muchos de sus moradores. Numerosas
plantas de tratamiento de aguas residuales han sido instaladas; y
múltiples presas hidroeléctricas han quedado sembradas en distintas
localidades.
Ha sido durante las gestiones del PLD que la Universidad Autónoma de
Santo Domingo (UASD), ha alcanzado su mayor transformación. Se remodeló
el Alma Mater. Se construyó la Biblioteca Pedro Mir. Se edificaron las
torres de administración y de la Rectoría; un parqueo moderno y un
amplio comedor.
Además, se construyeron los locales de ocho extensiones regionales en
Bonao, Santiago, Puerto Plata, Mao, Nagua, San Juan de la Maguana,
Barahona e Higuey
El Instituto Técnico Superior de San Luis (primer community college
del país); los Centros Tecnológicos Comunitarios que se esparcen por las
distintas provincias; el Instituto Tecnológico de las Américas (ITLA); y
el Parque Cibernético de Santo Domingo, son obras de los gobiernos del
Partido de la Liberación Dominicana.
Igualmente lo son la Ciudad de la Salud, los complejos habitacionales
de Boca Cachón, la Nueva Barquita, la Ciudad Juan Bosch y Villa
Liberación, así como la Circunvalación de Santo Domingo.
Durante sus dieciséis años de gobierno, al PLD se le reconoce por
haber beneficiado a más de un millón de personas de escasos recursos con
la Tarjeta de Solidaridad. Por haber favorecido a los más pobres con
las Farmacias del Pueblo. Por haber promovido la Feria Internacional del
Libro y el Reconocimiento al Mérito Estudiantil. Por haber otorgado
miles de becas al exterior a estudiantes de origen humilde.
A los gobiernos del partido morado también se les reconoce haber
colocado al país en un sitial de dignidad en el ámbito internacional.
Por haberse integrado con mayor intensidad a los pueblos hermanos del
Caribe y Centroamérica.
Por su presencia activa en las Naciones Unidas. Por su Presidencia de
los países de Africa, Caribe Pacífico (ACP); y de la Comunidad de
Estados de América Latina y el Caribe (CELAC); por su valentía de haber
restablecido relaciones diplomáticas con Cuba; por haber reconocido el
derecho de Palestina a constituirse en Estado independiente,
respetándose la seguridad del pueblo de Israel; y por haber sido
solidario con Haití en su momento de gran tragedia.
El PLD ha sido el partido del Diálogo Nacional y de los Pactos de
Gobernabilidad. Ha sido el partido de la modernización del Estado
dominicano. El de la profesionalización de la justicia y el de la
institucionalidad para la transparencia.
A pesar de los logros alcanzados, no se ha pretendido afirmar que los
gobiernos del PLD han sido el espejo de la perfección. Nada de eso. La
sociedad dominicana aún tiene grandes retos por delante, enormes
desafíos que enfrentar. Como todo en la vida, las gestiones del PLD
están sometidas a un balance. Por un lado, hay activos. Por el otro,
pasivos. Lo que resulta evidente, sin embargo, es que en esas
gestiones hay más activos que pasivos, y por consiguiente, el balance
que se desprende es positivo, para beneficio del pueblo dominicano.
Finalmente, como señal de identidad de los gobiernos del PLD, está el
Metro de Santo Domingo, que cada día transporta más de 200 mil
personas, y al año, 65 millones de usuarios.
En la actualidad, veinte años después, el Partido de la Liberación
Dominicana se ha consagrado como el arquitecto del progreso y el
bienestar del pueblo dominicano.